El perro desarrolla su personalidad y
aprende todo lo que necesita saber para vivir en su entorno en base a su genética y sus experiencias
vividas.
A veces, se presentan situaciones en las que el
comportamiento de nuestro perro se
convierte en un problema. Para nombrar algunos: eliminaciones inadecuadas, agresiones, ansiedades, etc. En el margen de la evaluación analizamos
las posibles causas y soluciones de la conducta problemática. Dado el caso, solicito también la examinación del perro por un médico veterinario para descartar cualquier relación
de la conducta no deseada con un eventual problema de salud o cooperamos con otros colegas especializados.
Después de la evaluación seguimos trabajando en sesiones individuales. De esta manera, se logran la mejor concentración y efectividad en el cambio del comportamiento.
Usted y su perro aprenderán nuevas estrategias de cómo evitar y cómo enfrentar situaciones problemáticas. Crearemos situaciones de entrenamiento en las que el perro pueda moverse sin tener "explosiones" incontrolables de ansiedad o agresión hasta, finalmente, lograr que se maneje adecuadamente en situaciones reales, cada vez más complejas y también a contextos más generalizados.
Debemos evitar situaciones potencialmente peligrosas, sin pujar el perro a exceder sus límites, siempre adoptando una actitud de autoridad natural, libre de agresión o violencia. La base del trabajo con nuestra mascota es una comunicación afectiva, clara y consecuente.