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Autora: Uli Grodeke
01-06-2017
2017 Bienestar socializacion y salud - v
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Soluciones para el gran dilema del bienestar del cachorro en Chile: Cómo socializar al cachorro sin poner en riesgo su salud.


El bienestar del cachorro comprende tanto un cuerpo saludable como un estado psicológico sano. Muchos factores afectan el bienestar del cachorro directamente, entre otros, la genética, la fase prenatal, la prevención de enfermedades, la socialización, la alimentación, el hogar, etc.  Un cachorro tanto física como emocionalmente sano, cumplirá con mayor probabilidad las expectativas de su familia humana, lo que directamente influirá en su calidad de vida, debido a que se integrará mejor en las actividades diarias de la familia.(1)

 

Estudios a nivel mundial muestran que la falta de socialización temprana aumenta la posibilidad de desarrollar conductas miedosas y agresivas en los perros.(1)

                                                                                                                                                      

El gran dilema del bienestar del cachorro es balancear la necesidad de socializarlo con la necesidad de protegerlo de enfermedades contagiosas:(2) 

 

Por un lado, es de conocimiento común que el sistema inmunológico del cachorro no está del todo maduro, lo que lo hace vulnerable para infecciones virales. Por eso, en el pasado y - lamentablemente - todavía en el año 2017, la mayoría de los médicos veterinarios chilenos aconseja mantener al perrito en casa y/o patio hasta completar las tres repeticiones de vacunación básica, lo que significa aislar al cachorro del mundo externo hasta los 4 o incluso 5 meses de edad.

 

Sin embargo, por otro lado, sabemos que el período sensible o período de máxima susceptibilidad, o sea, la ventana para socializar con mayor efectividad a un cachorro, cierra a las 12 semanas de vida(3), es decir, antes de poder realizar la vacunación completa.

 

La socialización del cachorro significa que éste aprende a enfrentar los estímulos que lo rodearán en el transcurso de su vida en un estado anímico positivo o neutro; esto significa que el animal considera su entorno como “normal”, y vive sin estrés permanente.(4) La socialización es un método de prevenir problemas de conductas en perros(5,6). Por lo tanto, este proceso debe incluir experiencias socio-positivas o neutras con personas de distintas edades, aspectos y sexos, perros de distintas razas y personalidades, diferentes superficies, ruidos, otros animales y mascotas, vehículos, espacios públicos, etc., siempre considerando el probable entorno futuro del perro. Los cachorros no socializados, frecuentemente presentan problemas de conducta o elevados niveles de agresividad a lo largo de sus vidas.(7) Estos perros no se sienten cómodos en el mundo que los rodea, tienen grandes dificultades de adaptarse a cambios y, en términos generales, muestran una baja tolerancia a la frustración.

 

¿Por qué no podemos esperar con la socialización hasta completar la vacunación básica?

 

Los cachorros son verdaderas esponjas en su aprendizaje hasta las 16 semanas de edad.(2) Los científicos que definen los períodos de desarrollo emocional concuerdan con que el período principal de socialización, llamado también período sensible o de máxima susceptibilidad comienza a las 3 y termina a las 12 semanas de vida. En estas primeras semanas, los cachorros son curiosos, su sistema hormonal recién está madurando y las glándulas que producen las hormonas en respuesta al estrés no están completamente desarrolladas, por lo que recién a partir de las 7 semanas presentan miedos. A medida que su sistema hormonal madura y el cachorro se encuentra expuesto a diversos estímulos periódicamente, las hormonas se balancean dentro del organismo del perro, permitiendo, a la larga, respuestas más niveladas al estrés. En este período, el cerebro del cachorro también se está desarrollando, las neuronas y sus conexiones nerviosas crecen. Aquellos cachorros que se crían en entornos llenos de estímulos sensoriales tienen neuronas más largas que cachorros que crecen en entornos estériles.(8) Consecuentemente, las experiencias hechas en este período quedarán guardadas en la memoria del cachorro de por vida. Desde las 12 hasta las 16 semanas, los perritos siguen adaptándose bien a nuevas situaciones, pero ya no con la misma rapidez que antes. Naturalmente, la socialización debe ser mantenida en el transcurso de la vida del perro, pero sus bases se sientan siempre en los primeros tres meses de vida.(8)

 

¿Cómo solucionan los médicos veterinarios estadounidenses el problema?

 

En EE.UU., hoy en día, el enemigo mortal No. 1 del perro doméstico ya no son las enfermedades contagiosas sino los problemas de conducta, mismos que están directamente ligados al nivel de socialización como cachorros.(9,10) La American Veterinary Society of Animal Behavior (AVSAB) recomienda iniciar clases grupales de socialización con estímulos y juegos de riña entre los cachorros (puppy class), después de 7 días de haber colocado la primera dosis de la vacuna básica.(5)

 

¿Por qué recomienda la AVSAB la participación en sesiones de juego social (puppy class)?

 

Si bien, un dueño informado iniciará el proceso de socialización en su casa desde el primer día, la razón más importante es darle al cachorro la oportunidad de perfeccionar su inhibición de mordida mediante las sesiones de juego libre con otros cachorros.(4) Además, a través de la asesoría por parte de un entrenador capacitado, los dueños obtienen una expectativa realista de su vida con el perro, lo que aumenta la probabilidad de que se queden con su cachorro(10) y de no abandonarlo.

 

¿Existe un riesgo real de contagio en puppy class?

 

Un estudio del año 2013 trae buenas noticias: no se observa una mayor incidencia de contagios en cachorros que atendieron clases grupales que otros cachorros. Extracto del estudio de la AVSAB de 2013:

La frecuencia de infecciones de parvovirosis canina (CPV) en cachorros vacunados que atendieron clases de socialización para cachorros (puppy class)(6) (Traducción del Artículo de Dr. Miranda Bourque del 8 de abril 2013 publicado en la página oficial de American Veterinary Society of Animal Behavior (AVSAB). 

 

Algunos profesionales se oponen a la socialización antes de las 16 semanas de edad debido al riesgo de contraer una enfermedad infecciosa. Los objetivos de este estudio eran determinar si cachorros que atendieron puppy class, vacunados por un veterinario por lo menos una vez, corrían un mayor riesgo de una infección confirmada de parvovirosis (CPV) comparado con cachorros que no atendieron.

21 clínicas de cuatro ciudades estadounidenses aportaron datos demográficos e información correspondiente a vacunación, diagnósticos de CPV y asistencia a puppy class de perros ≤ 16 semanas de edad. Adicionalmente, 24 entrenadores caninos de las mismas ciudades aportaron similar información correspondiente a cachorros que atendieron a sus clases. En total, 279 cachorros atendieron puppy class, y ninguno de ellos fue diagnosticado con una infección de CPV, ni hubo sospecha de infección. Los resultados indican que aquellos cachorros vacunados que participaron en puppy class no corrían un riesgo mayor de contagiarse con CPV que cachorros vacunados que no atendieron puppy class.  

 

¿Son estos parámetros comparables con Chile, y nos sirve este estudio?

 

Actualmente, en Chile, en términos generales, aún faltan más conciencia y conocimientos sobre el desarrollo emocional del cachorro entre médicos veterinarios, criadores y dueños. Es por eso que el cachorro de dos meses, que llega a su nueva familia, normalmente no ha sido estimulado sensorial e intelectualmente por el criador (profesional o particular), ni ha conocido a más de tres, cuatro personas en su vida. En su nuevo hogar, el cachorro cae en otro vacío de socialización, debido a la prohibición del veterinario de sacarlo. Los dueños no saben que deben socializar a sus cachorros, menos saben cómo hacerlo, sea dentro de sus hogares o afuera. Por supuesto, en muchos casos, se suma la falta de respuestas adecuadas sobre el comportamiento del perrito. A más tardar en la adolescencia, estos dueños llaman al entrenador canino o al etólogo clínico para solicitar ayuda con el manejo del “perro agresivo” o “perro problemático” en que su cachorrito se ha transformado en muy poco tiempo por falta de una adecuada socialización.

 

Con el fin de prevenir todos los problemas descritos más arriba, ofrezco cursos y sesiones de puppy class en un recinto cerrado. Los requisitos mínimos para los cachorros participantes son los siguientes: 8 semanas de edad, la primera dosis de la vacuna óctuple, desparasitación completa y un control veterinario santo, sin historia o sospecha de enfermedades virales.

 

Entre mayo de 2010 y mayo de 2017 participaron 98 perros ≤ 16 semanas de edad(12), y no he registrado ningún caso de contagio de alguna enfermedad entre los cachorros, ni durante ni después de los cursos. Según me comentaron dos etólogos clínicos santiaguinos quienes abren sus puertas a cachorros bajo parámetros parecidos (los cachorros suelen llegar con la segunda repetición de la vacuna), en sus guarderías caninas y programas de socialización tampoco se ha registrado ningún caso de contagio durante o después de las sesiones grupales(13).

 

En resumen, la salud mental de los cachorros en Chile está en un mayor riesgo que en EE.UU., por la falta de conciencia general y existen serios riesgos de contagio, probablemente en todo el país; pero si aplicamos criterios mínimos de higiene y control, sí podemos proteger la salud tanto mental como física del cachorro.

 

¿Cómo pueden los médicos veterinarios mejorar esta situación y fomentar el bienestar del cachorro?

 

Debido a las repetidas desparasitaciones y vacunas, el médico veterinario tratante es el profesional del rubro quien tiene más contacto directo con el dueño del perrito en sus primeros cuatro meses de vida. Se convierte en la persona de referencia y asesor del dueño en lo que a muchos temas de bienestar animal se refiere. Sugiero considerar los siguientes tres puntos a favor del bienestar integral del cachorro:

 

1  -  Seguimiento de vacunas:

Es importante que el médico veterinario recalque al dueño de la mascota la importancia de completar el programa de vacunas lo antes posible. Según la Sociedad Chilena de Infectología Veterinaria, las vacunas óctuples modernas se aplican en tres dosis empezando a las 6 semanas de edad; la 2ª dosis se aplica tres semanas después, y la 3ª otras tres semanas más tarde.(11) Esto significa que a las 12 semanas de vida, un cachorro sano ya puede tener la vacunación básica completa, y unos días después puede tener mucho más libertad y un radio de acción más amplio.

 

2  -  Conciencia sobre la importancia de la socialización:

El médico veterinario tratante debe darle importancia de la socialización temprana y asesorar al cliente al respecto. Esto también le facilitará el manejo del paciente en la consulta y los pacientes serán aceptados con mayor facilidad en guarderías y hoteles caninos. En caso de necesitar apoyo, la Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile (ASECVECH) es una excelente fuente de información y capacitación.

 

3  -  Cooperación con profesionales que prestan servicios de socialización:

Con el fin de otorgar un servicio integral de bienestar animal, es de gran ayuda para el médico veterinario tratante, cooperar con profesionales calificados que ofrecen servicios de socialización y tengan experiencia en el manejo de grupos de perros. Generalmente se trata de entrenadores caninos profesionales o etólogos clínicos quienes ofrecen juego social en puppy class o guardería. El prestador del servicio de socialización, a su vez, debe procurar que todos los cachorros que atiendan las sesiones estén sanos, vacunados y desparasitados, y que las clases se realicen en un lugar libre de peligro de contagio y accidentes para los cachorros.                  

La cooperación se basa en una buena comunicación y en confianza mutua, basados en el alto nivel de capacitación y profesionalismo. Los profesionales de ambos sectores complementan el bienestar tanto del cachorro como del perro adulto, y el trabajo en conjunto tiene beneficios (paciente manejable, buen candidato para hotel canino, clientes contentos, etc.) para todos los involucrados.

 

Experiencias personales:

 

Entre 1991 y 1999, yo guiaba uno de los primeros puppy class en Alemania en un club de deportes caninos. Anualmente, participaban aproximadamente 100 cachorros entre 8 semanas y 5 meses de edad en estos cursos y demás actividades grupales. No fuimos testigo de ninguna infección de parvovirus a lo largo de los años. El club y otras escuelas caninas mantienen este programa eficaz de socialización en la actualidad. De hecho, es normal para futuros dueños de buscar datos de puppy class antes de adquirir el perro.

 

Durante los primeros dos años de ofrecer puppy class en Santiago de Chile, la mayoría de los participantes eran extranjeros quienes buscaban activamente la posibilidad de socializar a sus cachorros porque en sus países de origen era normal llevar al cachorro a puppy class. Pero, en el transcurso de los años, esto ha cambiado: actualmente, solo un 25% de mis clientes de puppy class no hablan castellano(12).

 

Esto confirma que estamos frente a un cambio cultural a favor de una mejor calidad de vida y bienestar de nuestras mascotas.

Santiago de Chile, mayo 2013 y 2017.

 

Autora:                                                                                                                                                                                                       Uli Grodeke B.                                                                                                                                                                   
Consultora Certificada de Conducta Canina (por IAABC, EE.UU.)
Entrenadora Canina (certificada por dhv, Alemania y acreditada por IAABC, EE.UU.)   

Animal Trainer Certificada (por Bocalán Confiar, Chile)

Fundadora de CityDogs – Entrenamiento & Conducta Animal, Santiago de Chile
Directora de la Divsión Español de IAAB (International Association of Animal Behavior Consultants) desde 2018    
Socia adherente de ASECVECH (Asociación de Etología Clínica Veterinaria de Chile) hasta 2018                                                             

Fuentes:

(1)        Ausdrucksverhalten beim Hund (Urd Feddersen-Petersen; 2008)

(2)        Temática general basada en el artículo “Striving for Puppy Wellness” (Messer; 2006)

(3)        Genetics and the Social Behavior of Dogs (Scott & Fuller; 1965)

(4)        After You Get Your Puppy (Dunbar; 2001)

(5)        Position Statement on Puppy Socialization (AVSAB; 2008)

(6)        Frequency of CPV Infection in Vaccinated Puppies that Attended Puppy Socialization Classes (Stepita, Bain, Kass; 2013)

(7)        Periods of Early Development and the Effects of Stimulation and Social Experiences in the Canine (Battaglia; 2009)

(8)        Overview and Critique of Stages and Periods in Canine Development (Fox; 1971),

(9)        Risk Factors for Relinquishment of Dogs to an Animal Shelter (Patronek, Glickman, Beck, et al.; 1996)

(10)     Evaluation of Association between Retention in the Home and Attendance at Puppy Socialization Classes (Duxbury, Jackson, Line, Anderson; 2003)

(11)     Principales enfermedades virales de los caninos. Situación en Chile. (Berríos, Durán; 2005)

(12)     Estadística de clientes de CityDogs – Educación Canina Profesional & Consultoría de Conducta. (Grodeke; 2009-2017)

 

(13)   Comunicaciones personales sobre grupos de cachorros (playgroupcanino.cl/Dr. E. Lucero; 2017) (Edupet/Dra. M.J. Ubilla; 2017)

                                                                                                                                                      

 

 

 

 

 

 

 

Charlotte Iglesias y Uli Grodeke

Uli Grodeke




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